En tiempos de censura, rostros que hablan.

Medellín, Barrio Santander
septiembre de 2018

Estamos reunidas con el propósito de feminizar la ciudad y denunciar la censura de mujeres luchadoras y defensoras de derechos humanos.

Como mujeres, nos han dicho que necesitamos unos brazos fuertes, masculinos, que nos rodeen y nos cuiden; asociando el amor y el cuidado a la posesión y los celos, que aquel que te cela es porque te quiere.

Como graffiteras nos han dicho que la calle no es nuestro lugar, que es peligroso: impidiendo la expresión de nuestro arte y relegándonos a oficios de artesanía.

Y como feministas nos han dicho que es una causa perdida, minimizando el debate a que el feminismo es machismo al contrario, borrando las luchas de igualdad y equidad que han costado tanto.

Y esto es solo un síntoma de una ciudad violenta, que agota y censura movimientos sociales y artísticos; pero resistimos en lo cotidiano siendo mujeres, queer, feministas y graffiteras.

Esta ciudad está masculinizada, todo en términos de destruir para hacerlo más grande y vistoso, cemento, producir, vender, mano dura…Nuestra mayor ficción, que nos moviliza, es la feminización del mundo, donde son posibles otras masculinidades y donde la ética ciudadana es el erotismo: un compromiso estético con el cuerpo del otro.

Por eso exigimos

Mayor presupuesto para fortalecer procesos sociales y culturales en los vecindarios de la ciudad #NoSinMujeres

Un programa claro de acompañamiento a mujeres víctimas de violencia, que la hayan vivido en carne propia o en la carne de sus seres amados, como por ejemplo el homicidio de sus hijos.

No negar o discriminar a los que tienen búsquedas diversas de su sexualidad.

No tener políticas de mano dura como la militarización de la ciudad.Como mujeres podemos proteger y frenar la violencia, como graffiteras podemos hacer arte callejero y uso del espacio público y como feministas podemos reclamar la ciudad que queremos con nuevas masculinidades.

Las mujeres hemos participado de múltiples logros sociales en la ciudad que han sido invisibilizados, y es momento de avanzar para que las mujeres ocupen lugares en lo público e incidir realmente en la toma de decisiones.

Esto es una invitación a pensarnos una ciudad libre de estereotipos, una invitación para que las mujeres nos imaginemos la ciudad.

Barrio Santander

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