Queríamos hacer el lanzamiento de nuestro blog en el mes de julio bajo el título de Fieras Peligrosas, estábamos preparando la primera editorial. ¿Qué vamos a decir? ¿Qué queremos contar? ¿Qué vamos a mostrar?, queríamos hablar sobre el colectivo, sobre nuestras pintadas en las calles, nuestros ideales y la razón de nuestra juntanza, una provocación al feminismo, una revolución llena de arte.
Adelantamos nuestro lanzamiento al mes de junio, con 8 mujeres resonando en nuestra piel: Daniela Quiñones de Medellín, Yudi Fernanda Pérez de Neiva, Brandy Carolina de Barranquilla, Ariadna de Santa Marta, Lili Johana Meneses de Cali, Marinela Flórez de Segovia Antioquia, Heidy Soriano y su nena de 4 años de Bogotá; y las otras cientos de mujeres que hoy no pueden leer esto, porque también fueron asesinadas. Hoy adelantamos el lanzamiento de nuestro blog para escribir por ellas, las que aún seguimos vivas.
Quisiéramos dedicar nuestra vida a contar otras cosas, no a enumerar las mujeres que nos hacen falta, pero mientras los violentos feminicidas nos sigan arrebatando amigas, seguiremos haciendo visible las alarmantes cifras que hablan de universos perdidos en la vida de cada una.
En un lado leemos que en el año 2020 en Colombia han sucedido 155 feminicidios, en otro 48, en otro 90, y es que los datos no siempre (casi nunca) son abiertos y transparentes por parte del Estado, además, todos los feminicidios no son categorizados como tal, muchas veces quedan sin clasificar, o inclusive son puestos en categorías como suicidios y así el feminicida goza de total impunidad.
Por otro lado, los discursos que manejan los medios de comunicación y las autoridades no ponen el señalamiento donde debe ser, sobre el victimario y no sobre qué hacía, dónde estaba y cómo vestía la víctima. Invisibilizan el feminicidio de mujeres trans y nos recuerdan cada día que la justicia se hace mucho más lenta cuando de violencia de género se trata.
Hemos leído y escuchado varias opiniones sobre los feminicidios ocurridos durante el aislamiento, que se vive de forma mundial por el virus Covid-19, que lo que puso en riesgo a las mujeres fue salir en medio de la cuarentena, no un hombre machista, asesino, respaldado por una cultura patriarcal.
Los feminicidios ocurren hace bastante tiempo, tanto en la calle como en la casa, por conocidos y desconocidos, no es un asunto de la pandemia y el aislamiento, es un asunto del patriarcado estructural que nos gobierna y no nos protege para estar salvas y libres.
Hoy, mientras escribimos esta primera entrada para nuestro blog, nos invade la pregunta: ¿y ahora qué hacemos? Y es que no dejamos de sentirnos impotentes, devastadas, con el ánimo abajo, con todas nuestras acciones resbalándose entre nuestros dedos; cada que sale una noticia más de feminicidio, cada noticia como una advertencia de que podríamos ser las siguientes.
Con todas estas sensaciones, con este amargo en el alma, con este nudo en la garganta, decidimos seguir haciéndolo todo, porque si algo nos ha enseñado el feminismo, es que no estamos solas, nos defendemos sin importar nuestros lazos, nos lloramos sin conocernos, nos protegemos las que quedamos.
«Yo todo lo incendió, yo todo lo rompo
Si un día algún fulano te apaga los ojos
Ya nada me calla, ya todo me sobra
¡Si tocan a una respondemos todas!»
VQ